Foto bajada de Internet
A raíz de una acción de tutela interpuesta hace aproximadamente 2 meses debido a la sobrepoblación que hay actualmente en el Establecimiento Penitenciario de Mediana Seguridad y Carcelario de Medellín, antes Cárcel Bellavista y en el Complejo Carcelario y Penitenciario de Medellín Pedregal, se prohibió el ingreso de imputados a los que los Jueces de Contro de Garantías les han proferido Medida de Aseguramiento de Detención Intramural, se determinó además el traslado de los condenados recluidos en Pedregal. Pero como no hay un establecimiento penitenciario que los reciba, los que han ido evacuando son llevados a los calabozos de paso del Centro Administrativo La Alpujarra, donde actualmente se encuentran hacinados.
En consecuencia, estos hombres están en condiciones de salubridad lamentables, un espacio habilitado para 20 personas, alberga en el momento más de 130; sin duchas, sin asistencia alimentaria, con enfermedades infecciosas y hasta con un enfermo de tuberculosis, esta situación se ha convertido en una una bomba de tiempo. Pese a que existe una figura legal sobre la suspensión de la medida privativa de la libertad para personas con enfermedades graves, no se hace nada y por el contrario se evidencia una grave situación de violación a sus derechos humanos. Están a la buena voluntad y capacidad de sus familiares, que en su mayoría son personas de muy bajos recursos.
A raíz de una acción de tutela interpuesta hace aproximadamente 2 meses debido a la sobrepoblación que hay actualmente en el Establecimiento Penitenciario de Mediana Seguridad y Carcelario de Medellín, antes Cárcel Bellavista y en el Complejo Carcelario y Penitenciario de Medellín Pedregal, se prohibió el ingreso de imputados a los que los Jueces de Contro de Garantías les han proferido Medida de Aseguramiento de Detención Intramural, se determinó además el traslado de los condenados recluidos en Pedregal. Pero como no hay un establecimiento penitenciario que los reciba, los que han ido evacuando son llevados a los calabozos de paso del Centro Administrativo La Alpujarra, donde actualmente se encuentran hacinados.
En consecuencia, estos hombres están en condiciones de salubridad lamentables, un espacio habilitado para 20 personas, alberga en el momento más de 130; sin duchas, sin asistencia alimentaria, con enfermedades infecciosas y hasta con un enfermo de tuberculosis, esta situación se ha convertido en una una bomba de tiempo. Pese a que existe una figura legal sobre la suspensión de la medida privativa de la libertad para personas con enfermedades graves, no se hace nada y por el contrario se evidencia una grave situación de violación a sus derechos humanos. Están a la buena voluntad y capacidad de sus familiares, que en su mayoría son personas de muy bajos recursos.
Pero la maquinaria punitiva del estado
que es muy eficiente sigue emitiendo ordenes de captura, medidas de
aseguramiento y condenas, “todo delito es entendido desde un criterio de
peligrosidad y a partir de eso la medida de aseguramiento es abusada
por parte de los Jueces de Control de Garantias que aceptan la solicitud
de las Fiscalías para estos fines” afirmó Leyder Humberto Perdomo
Ramirez, vocero de la Fundación Comité de Solidaridad con los Presos
Políticos. “Es inconcebible que la gente que esta privada de la libertad
y además enferma sea objeto de un tratamiento inhumano que lo que hace
es vulnerar sus derechos”, agregó Leyder.
Y la responsabilidad no recae sobre
nadie, los Jueces de Ejecucion de Penas y Medidas convocan a todas las
autoridades para que procedan a hacer algo, el INPEC por su parte se
limita a acatar las ordenes de los Jueces de Tutela, y los órganos de
control no hacen más que constatar esta grave situación, pero no se
toman las medidas de política criminal que permitan resolver este
problema estructural.
Este gobierno, autor de la Ley de
Seguridad Ciudadana, hizo estallar la demografía penitenciaria y
carcelaria, lo que nos lleva a concluir que es un problema de voluntad
política, de creencia ciega en el derecho penal y de la utilización del
mismo como un mecanismo para legitimar sus políticas de Estado. El
problema es mucho más grave, los Jueces de Control de Garantías en la
mayoría de los casos avalan capturas cuestionadas en su legalidad y
acatan acríticamente las solicitudes de medida de aseguramiento
impetradas por los Delegados de la Fiscalía General de la Nación.
El problema es entonces de politica
criminal. La solución aquí no es de incrementar el presupuesto para
hacer más cárceles o ampliar las que ya existen. Lo que falta es
voluntad política por parte del Estado para asumir el conflicto social
colombiano y dejarlo de ver como un problema punitivo que se soluciona
con cárceles. Hay que entender la medida de aseguramiento como un
último recurso y acudir a normas alternativas al aseguramiento en la
prisión.
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