Dos niños asesinados en la Comuna 13 de Medellín

Estaban juntos, con ojeras, las caras pálidas y sin palabras para la indignación y el dolor por el homicidio de dos niños. ¡Dos niños! En el ambiente, en las lágrimas y las caras bajas, se sentían la muerte, la sorpresa y la injusticia. ¡Qué rabia! ¡Qué dolor! La tía, los primos, los vecinos, estaban afuera de las casas de madera donde vivìan los pequeños, sin saber qué hacer, sin nada qué hacer, viviendo los días más duros de sus vidas. El episodio de crueldad más tenaz en la historia de la violencia reciente en la comuna 13 les tocó a ellos. ¡Qué injusticia!

Es lunes y están, algunos sin camisa ni zapatos, sentados en la acera diminuta entre escaleras empinadas. La noche anterior se enteraron de que sus pequeños de 11 años, que no aparecían desde la tarde del sábado, fueron hallados sin vida en una fosa, en un costal, en una finca abandonada. Les contaron que unos hombres los cogieron en el sector El Cristo, arriba de El Corazón, a donde llegaron “pegados” de un carro de domicilios de supermercado. Se quedaron allá jugando y revoloteando y estos señores, que dijeron ser “los urabeños” se los llevaron. Fueron a la policía que el mismo sábado no los encontró. El domingo llegó la fatal noticia. Les asesinaron con cuchillo y machete y uno de ellos, incluso, tenía el brazo cercenado en cuatro. Horror. Es un horror. Se siente el horror en las meras palabras.

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